En su exposición, Esperanza Marrodán habló sobre las bases teóricas que fundamentan la conservación y reutilización de centros y ciudades históricas y mostró ejemplos de intervenciones en el patrimonio que han incorporado nuevos usos a edificios históricos, generando así nuevas actitudes frente a la conservación tradicional.

Durante las dos horas que duró la conferencia se trató fundamentalmente el tema del grado de protección de los edificios históricos, abriéndose un espacio de diálogo con el público asistente. Según Marrodán, para que una ciudad esté viva es necesario buscar el equilibrio entre conservación e intervención: “Todo no puede ser reflejo de la historia, si no congelamos las ciudades y hay que ir a vivir a otros lugares”, explicaba la doctora en arquitectura en relación con el actual desplazamiento de la población hacia las zonas periféricas residenciales de las ciudades. 

El arquitecto Marco Antonio To acompañó en la última parte de la conferencia a la arquitecta española  y ambos estuvieron respondiendo a las preguntas de los asistentes, quienes mostraron una especial inquietud en la particular situación de La Antigua. Tanto Esperanza como Marrodán concluyeron que la regeneración es vital, haciéndola “siempre desde el respeto a la historia”.